martes, 14 de agosto de 2007

Juan Sinpiernas


Juan Sinpiernas era un hombre que trabajaba como leñador. Un día Juán compró una sierra eléctrica pensando que esto aligeraría mucho su trabajo.
La idea hubiera sido muy feliz si él hubiera tenido la precaución de aprender a manejar primero la sierra, pero no lo hizo.
Una mañana mientras trabajaba en el bosque, el aullido de un lobo hizo que e leñador se descuidara ... La sierra se deslizó entre sus manos y Juan se accidentó hiriéndose de gravedad en las dos piernas.
Nada pudieron hacer los médicos para salvarlas, así que Juan Sinpiernas, como si fuera víctima de la profética determinación de su nombre, quedó definitivamente postrado en un sillón de ruedas por el resto de su vida.
Juan estuvo deprimido durante meses por el accidente y después de un año, pareció que poco a poco empezaba a mejorar.
No obstante algo conspiró contra su recuperación psíquica, e imprevistamente, Juan volvió a caer en una profunda e increíble depresión.
Los médicos lo derivaron a psiquiatría.
Juan Sinpiernas, después de una pequeña resistencia, hizo la consulta.
El psiquiatra era amable y contenedor. Juan se sintió en confianza rápidamente le contó los hechos que derivaron en su estado de ánimo.
El psiquiatra le dijo que comprendía su depresión. La perdida de las piernas - dijo- era realmente un motivo muy genuino para su angustia.
-Es que no es eso doctor -dijo Juan- mi depresión no tiene que ver con la perdida de las piernas. No es la discapacidad lo que mas me molesta. Lo que mas me duele es el cambio que ha tenido la relación con mis amigos-
El psiquiatra abrió los ojos y se quedó mirándolo, esperando que Juan Sinpiernas completara su idea.
-Antes de accidentarme mis amigos me venían a buscar todos los viernes para ir a bailar. Una o dos veces por semana nos reuníamos a chapotear en el río y hacer carreras de nado. Hasta días antes de mi operación algunos de los amigos salíamos los domingos de mañana a correr por la avenida costanera. Sin embargo, parece que por el solo hecho de haber sufrido el accidente, no solo he perdido las piernas, sino que he perdido además las ganas de mis amigos de compartir cosas conmigo. Ninguno de ellos me ha vuelto a invitar desde entonces-
El psiquiatra lo miró y se sonrió...
Le costaba creer que Juan Sinpiernas no estuviera entendiendo lo absurdo de su planteo...
No obstante el psiquiatra decidió explicarle claramente lo que pasaba. Él sabia mejor que nadie que la mente tiene resortes tan especiales que pueden hacer que uno se vuelva incapaz de entender lo que es evidente y obvio.
El psiquiatra le explicó a Juan Sinpiernas que sus amigos no lo estaban evitando por desamor o rechazo.
Aunque fuera doloroso, el accidente había modificado la realidad. Le gustara o no, él ya no era el compañero de elección para hacer esas mismas cosas que antes compartían.
-Pero doctor, -interrumpió Juan Sinpiernas- yo se que puedo nadar, correr y hasta bailar. Por suerte, pude aprender a manejar mi silla de ruedas y se que nada de eso me está vedado...-
El doctor lo serenó y siguió su razonamiento: Por supuesto que no había nada en contra de que él siguiera haciendo las mismas cosas, es mas, era importantísimo que siguiera haciéndolas. Simplemente, era difícil seguir pretendiendo compartirlas con sus relaciones de entonces.
El psiquiatra le explicó a Juan que en realidad él podía nadar, pero tenia que competir con quienes tuvieran su misma dificultad... que podía ir a bailar, pero en clubes y con otros a quienes también les faltaran las piernas... podía salir a entrenarse en la costanera, pero tenia que aprender a hacerlo con otros discapacitados.
Juan debía entender que sus amigos no estarían con el ahora como antes, porque ahora las condiciones entre el y ellos eran diferentes... ya no eran sus pares.
Para poder hacer esas cosa que él deseaba hacer y otras mas, era mejor acostumbrarse a hacerlo con sus iguales.
Tenia entonces, que dedicar su energía a fabricar NUEVAS RELACIONES CON PARES.

Juan sintió que un velo se descorría dentro de su mente y esa sensación lo serenó.

-Es difícil explicarle cuanto le agradezco su ayuda, doctor- dijo Juan- vine casi forzado por sus colegas pero ahora comprendo que tenia razón... he entendido su mensaje y le aseguro que seguiré sus consejos doctor. Muchas gracias ha sido realmente útil venir a la consulta-

-NUEVAS RELACIONES CON PARES- se repitió Juan para no olvidarlo.

Entonces Juan Sinpiernas salió del consultorio del psiquiatra, y volvió a su casa...
Y puso en condiciones su sierra eléctrica...
Planeaba cortarles las piernas a algunos de sus amigos, y "fabricar" así... algunos pares.